Un comentario de esta canción es de una mujer que dice que la escuchó cuando tenía siete años y que le sirvió para repeler el racismo que había en su propio hogar en Illinois. Hoy se la pone a sus hijos con las misma esperanza de romper barreras. Es una historia que nos dice mucho sobre el poder de la música y su capacidad de seducción a través de las emociones. Cry me a river es una canción que puedes escuchar durante años y siempre te impresiona. Dinah Washington logra expresar todos los matices que hay en esa letra de amor y desamor, de resentimiento y humillación. Es una canción sobre el amor en todas sus dimensiones y no una idealización. La voz de Dinah Washington transmite el punto justo que otras buenas versiones dejaron fuera, su autenticidad. No es solo buena voz o buenos arreglos, es el convencimiento con el que se canta, qué significan las palabras realmente. La canción se grabó en 1959, en un álbum (What a Diff'rence a Day Makes!) con arreglos de Belford Hendricks, un disco extraordinario que concentraba en canciones la tristeza, el desamor y la esperanza. Julie London estrenó esta canción de Arthur Hamilton en 1956, convirtiéndose en un clásico instantáneo con cientos de versiones, del jazz al rock, como la célebre de Joe Cocker, otro lamento desgarrador. Disfrútalo
Un comentario de esta canción es de una mujer que dice que la escuchó cuando tenía siete años y que le sirvió para repeler el racismo que había en su propio hogar en Illinois. Hoy se la pone a sus hijos con las misma esperanza de romper barreras. Es una historia que nos dice mucho sobre el poder de la música y su capacidad de seducción a través de las emociones. Cry me a river es una canción que puedes escuchar durante años y siempre te impresiona. Dinah Washington logra expresar todos los matices que hay en esa letra de amor y desamor, de resentimiento y humillación. Es una canción sobre el amor en todas sus dimensiones y no una idealización. La voz de Dinah Washington transmite el punto justo que otras buenas versiones dejaron fuera, su autenticidad. No es solo buena voz o buenos arreglos, es el convencimiento con el que se canta, qué significan las palabras realmente. La canción se grabó en 1959, en un álbum (What a Diff'rence a Day Makes!) con arreglos de Belford Hendricks, un disco extraordinario que concentraba en canciones la tristeza, el desamor y la esperanza. Julie London estrenó esta canción de Arthur Hamilton en 1956, convirtiéndose en un clásico instantáneo con cientos de versiones, del jazz al rock, como la célebre de Joe Cocker, otro lamento desgarrador. Disfrútalo
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